Discos SSD, Unidad de estado sólido
Hardmicro SAT
· Definición y características
Una unidad de estado sólido o SSD (acrónimo en inglés de solid-state drive) es un dispositivo de almacenamiento de datos que usa una memoria no volátil, como la memoria flash, o una memoria volátil como la SDRAM, para almacenar datos, en lugar de los platos giratorios magnéticos encontrados en los discos duros convencionales. En comparación con los discos duros tradicionales, las unidades de estado sólido son menos sensibles a los golpes, son prácticamente inaudibles y tienen un menor tiempo de acceso y de latencia.
Cualquier servicio técnico informático te lo recomendaría. Las SSD hacen uso de la misma interfaz que los discos duros y, por lo tanto, son fácilmente intercambiables sin tener que recurrir a adaptadores o tarjetas de expansión para compatibilizarlos con el equipo.
Aunque técnicamente no son discos, a veces se traduce erróneamente en español la "D" de SSD como "disk" cuando, en realidad, representa la palabra "drive", que podría traducirse como unidad o dispositivo.
A partir de 2010, la mayoría de los SSDs utilizan memoria flash basada en compuertas NAND, que retiene los datos sin alimentación. Para aplicaciones que requieren acceso rápido, pero no necesariamente la persistencia de datos después de la pérdida de potencia, los SSD pueden ser construidos a partir de memoria de acceso aleatorio (RAM). Estos dispositivos pueden emplear fuentes de alimentación independientes, tales como baterías, para mantener los datos después de la desconexión de la corriente eléctrica.
· Rendimiento de un SSD
Dependiendo de la generación de SSD en la que nos fijemos, las velocidades de transferencia de información pueden ser de lo más dispares: desde unos 150 MB/s de los primeros SSD comerciales hasta los 500 MB/s en los modelos actuales más punteros.
- La velocidad de transferencia indicada por el fabricante no suele corresponder a la de un uso real. Ellos realizan pruebas (benchmarks) que determinan la velocidad en un tipo muy concreto de información, generalmente bloques leídos de forma secuencial. En la realidad la información suele estar dispersa por diversos bloques de la memoria.
- Las velocidades indicadas por el fabricante suelen ser, además, una cota superior teórica. En la realidad el rendimiento disminuye sustancialmente. También es cierto que a mayor límite superior, mejor funcionamiento general tendrá la unidad.
- Generalmente existen diferencias entre la velocidad de lectura y la de escritura, y en algunos casos ambas suelen ser bastante amplias. Si vamos a utilizar el SSD para el sistema operativo (y poco más) lo ideal es que lea muy bien, aunque una buena escritura nunca está de más. Hay que encontrar un equilibrio
- El chipset de un SSD se ha convertido en una pieza fundamental en un SSD. Uno de los mejores y más conocidos de la última generación es la familia de los Sandforce SF-2000.
Debemos buscar un SSD puntero bajo SATA3 (en torno a los 450-500 MB/s teóricos según el fabricante) para un equipo de nueva adquisición, y un SSD de gama media y SATA2 (entre 200 y 300 MB/s) si lo que queremos es actualizar un equipo con unos pocos años a sus espaldas.
Evidentemente esto puede cambiar radicalmente dependiendo del contexto del equipo, su uso, el software que utilice y su estructura de ficheros, el sistema operativo e incluso el cómo interacciona el usuario con su computadora. No es, ni mucho menos, una decisión trivial y universal.